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lunes, 9 de marzo de 2009

María Elena Walsh:Lo fantasmagórico de la supervivencia





Genia entre las genias.Hada de la infancia.Gracias por darnos tanto y obrar en nuestros corazones con el rélampago de la ternura.Entre fantasmas y estatuas,tortugas y chimpancés,nos colmaste a muchos de dicha y felicidad.Tu voz fue propagandóse como paloma buscando hacer nido en algún rincón de nuestro corazón.Hechicera de palabras volanderas,maga entre las magas,sin quererlo maestra del disparate,es un honor y un milagro renovado leerte y escucharte.Porque como la cigarra tu canto no cesará jamás a pesar de largos años bajo la tierra.Muchas pero muchas gracias por acompañarme siempre.Vaya pues este homenaje.



"Me gusta como el pueblo y la infancia
jugar con sonsonete de medida,
y entre la artesanía y la ignorancia
por ahora me doy por aludida"


Hecho a mano,Sudamericana 1965



Cada vez que un poeta apaga su voz por algún tiempo,no es signo de censura ,cansancio, desgaste o simple debilidad.Todo lo
contrario.A veces las fuerzas van disminuyendo junto a
los bríos juveniles,pero la memoria bien ejercida y ejerci
tada con lucidez,obliga muchas veces a tomarse sus tiem
pos,y en el remanso de los días,desbordarse con mas parsi
monia y licencias que otras veces.
La juglaresa volvió para desplegar nuevamente su abani
co multifacético que no está agotado ni mezquina esas
brisas que sabe regalar y desparrama a cada paso.Como el
eco suave de una habanera o el melancólico gesto de los
pañuelos mitigando la proverbial defunción de la zamba:
mancillada flor popular.Tampoco hemos perdido su voz
metálica y eterna como el sol que continúa sonando en
remasterizas ediciones y siendo escuchada y disfrutada
con mágico deleite por las nuevas generaciones.
Ha dado esta vez con un registro extemporáneo que escapa
completamente a toda superposición de géneros.Salvo por
la fidelidad ética, estética y genuina que caracteriza al conjunto
de su extensisíma y versátil producción(no hablaremos de obra
para no contradecir a la autora).
En esta faceta tal vez sea donde mas subyugue la escritora en toda
su dimensión.Habiendo dado muestras magistrales con su nubel
Novios de antaño(1990) que precede con quince años de distancia
a este otro intento tan peculiar, donde lo cotidiano aparece inmerso
en una atmósfera fantamagórica cuya omnipresencia escapa a todo
lo escrito anteriormente el tema(ej El fantasma de Canterville,El
retrato de Dorian Gray ,El fantasma de la Öpera)por citar algunos .
Maria Elena le rehuye a toda canonización y desde su rol
permanente de buceadora o hacedora de canciones, litera
tura infantil,opiñión periodistica arremete con la seguridad
que le da la experiencia de la madurez y la labor cumplida:
no calla ni otorga.Tampoco es complaciente ni se queda en la
niñería de acumular recuerdos para llenar nuestras seseras de pura
cronología crespucular.Sin hacer concesiones ni ampararse en falsos
pudores se deja fluir con la serenidad que solo puede concederle "el
otoño de la vida".Cuenta su transcurrir sin eufemismos ni lamenta
ciones,esgrimiendo cierta parsimonia y entrega ante los avatares de su propia enfermedad,
cultivando la ironía y el sarcasmo con que se rebela y puede sostenerse gracias a una lucidez pocas veces vista.Ha desatado otro carril mas directo hacía la poesía,género que cultivó a través de mas de cincuenta años con denodado empeño e infrecuente candidez.Si bien ella hace ya mucho tiempo que no aborda
ya ese tren que la llevase a realizar viajes tan disímiles como reveladores,alguna que otra metáfora siempre la persigue y no la abandona.Y en este caso Fantasmas en el parque resulte ser la gran metáfora del despojo sin mayores artificios ni titubeos semánticos,que le impidan brindarse y desnudarse haciendo gala de un inconfundible pudor irlandés,matizado por una controlada mansedumbre.Sin embargo su tono mordáz y chinchudo subyace siempre.Tampoco escatima parráfos impregnados de esa ternura que bien sabe imprimir hasta en sus revelaciones mas íntimas.
Si bien toda su obra (perdón por lo de obra otra vez)adquiera matices diferentes y sufra distintos altibajos,creo que en esta última muestra de continuidad y supervivencia se condensan todas las posibilidades semanticas.No deja de ser una muestra ambivalente:persigue una continuidad estilística y es otra apuesta a la ética,entendiendo a esta última,fidelidad a sí misma.

Estos fantasmas en el parque salen de los rincones mas insospechados y se camuflan detrás de personas conocidas por la autora o en personas ocasionales con las que suele entablar conversaciones sorprendentes sentada en un banco-platea donde María Elena despliega su virtuosísmo de lúcida espectadora
para revelarnos con asombro,a veces con sorna y otras con pavorosa perplejidad la postal de una ciudad arrasada por el atropello y el olvido.También recurre a interlocutores imaginarios con los que puede intercambiar figuritas de sensaciones y nostalgias,reírse de sus defectos,discurrir sobre la vejez,y hasta intercalar recuerdos de libros,personajes,viajes y amores que la han acompañado en ese largo trayecto hacia este otoño de su vida.No reniega de nada.Sabe que blande su arma mas poderosa que es la escritura y no escatima en recursos jugosos para vertebrar su prosa sin caer en lo burdamente prosaico ni tampoco abusar de lo edulcorantemente poético.Mixtura textual sobradamente depurada.

Ya no es el molde de la canción ni los vivos ecos del nonsense.O la canción protestona haciendo gala de su versatilidad para manejar todos los registros y vertebrar su discurso.Ni su expuesta pecera trasparente en la que sabe deslizarse como nadie cuando esgrime alguna historia que quiere compartir con los chicos sin titubeos ni miramientos de naturaleza alguna.Es el compendio de todo eso, reservorio de ternura y de lealtad que ha sabido cosechar y preservar de las modas,el paso del tiempo y el consumismo desmedido.No pierde su costumbre de cigarra:ser una de las sobrevivientes más lúcidas que nos quedan con su encomiable amor a la vida y a su terruño,aborrece su rol de maestra ciruela y se abstiene de ostentar categoria alguna.Es la inefable pitonisa que sin vendernos castillos de cristal ni peces de colores(salvo los de sus cuentos y poemas)nos
alienta y exhorta a ser los mas auténticos seres humanos que podamos.

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